domingo, 7 de febrero de 2010

Un Domingo Cuaqluiera

Al principio fue "Chayanne", a todo volumen sonaba a lo lejos... tal vez mi madre ya había puesto la radio y enfundandose guantes y gorro, con la aspiradora en mano, trataba de asear un poco la casa para variar despertandome de la manera mas cruel en que puedes despertar un día domingo. Después fue ese aroma dulzón, esa mezcla de patio y cocina, tal vez mi abuela estaría construyendo un postre para después de almuerzo, un postre de esos que te dejaban con anorexia hasta el próximo Domingo, y es que en mi casa los días domingos eran de pura felicidad y comida, llegaba toda la familia y mi abuela, que es una copia viva del hada madrina de cenicienta, hacía aparecer platos y más platos de carnes patatas tomates y cuantas cosas ricas pudiésemos imaginar, mi tía llegaba siempre con magdalenas y pasteles para la hora del te que empezaba justo después de haber terminado la yerba mate de después de la comida, toda la tarde del domingo en la mesa, escuchando las historias de mi abuelo y nuestra familia completa, contando chistes y poniéndonos al día, que lindo era el día domingo.

Abrí un ojo aún inflamado por el trasnoche, la luz del sol me encandiló, lo primero que vi fue un condón usado encima del velador, luego otro par tirados en el piso, como si fueran despojos lanzados al aire por una bomba suicida, eso me pareció, con el aroma a sexo aún en la habitación, y un dolor de cabeza que me partía -incremendatado por la música a todo dar de mis vecinos- trate de recordar... vodka, mucho vodka, Bunker -el garito de siempre-, música house, un colombiano tratando de seducirme, yo tratando de seducir a su novio, los tres follando en mi cama de sabanas recién lavadas... al parecer tendrían que pasar de nuevo por la lavandería

Me levante, con el rostro en el piso abrí la nevera, solo una bolsa de pomelos, había escuchado por ahí que hacía muy bien en ayuna así que compré una bolsa, logré en una semana tener un constante dolor estomacal, odio cuando la gente me dice que es y que no es bueno... siempre se equivocan, así que tome dos, los exprimí y me tome el jugo al seco. Encima de la mesa vi mi cartera, una Tommy que me traía recuerdos de un pasado mejor, lejano y un tanto borroso, estaba vacía al igual que los bolsillos de mis pantalones, al parecer el lavado de sabanas tendría que esperar junto con todo lo demás.

Hacía un dia precioso, de seguro la gente estaría disfrutando el verano en el parque forestal, el parque más lindo de Santiago, a ese al que vas con tu novio de la mano a disfrutar del manifiesto en vida que son dos maricas mostrando su amor al público, ese manifiesto que es nuestra, que solo por vivirla, convierte en una declaración política el más mínimo roce de dedos en ese parque seguro en medio de marica town, pero la tarde estival tendría que esperar, tendría que esperar el parque y el amor revolucionario. Recogí los condones del suelo, me lave la cara y me senté en el escritorio, abrí el chat y puse "$$Escort Disponible$$", que lindos solían ser los domingos en casa de mis abuelos.