miércoles, 8 de junio de 2011

El Lobo

En medio del parque, la luna llena dando ese toque de fantasmagórica sensualidad, el sonido del viento agitando los árboles como si susurros fuesen. 

Tu al final del camino, parado como una estatua griega, un cigarrillo en una mano, la otra posaba sobre tu paquete.

Yo en medio del camino, con paso lento, al ritmo del viento que me susurraba novelas de pasión al oído, un cigarro en una mano la otra en el bolsillo, mi respiración agitada, puedo sentir el aroma de tu entrepierna inundando mi nariz, los sonidos se hacen mas presentes como si de un cazador me tratase, tu figura ensombrecida es lo único que puedo ver, tu cuello suave y salado, el contorno de tu pecho en la camiseta de gimnasio, esos brazos gruesos y peludos que culminan en una mano agarrando -cada vez de forma mas evidente- el bulto que forma tu verga bajo los vaqueros.

Estoy a diez metros de ti, gacela masoquista que te quedas quieto en medio de la sabana, la sangre comienza a llenar mi rabo semi erecto, los vellos se me erizan seguros de lo que pasará, mi boca se torna en sonrisa misteriosa, tus ojos se entrecierran para verme la cara, tu lengua se agita y se que has flexionado los gluteos sin intención.

Mi lengua dentro de tu culo, moviéndose frenética con el sabor de tu piel, es sólo el anticipo de lo que va a pasar, tus manos -tan quietas hace tan solo un minuto- se agarran firmes del tronco de un árbol, mis manos abriendo de par en par ese túnel de la perdición que tan bien llevan los hombres. Cuando meto la punta de mi verga incandescente escucho los primeros sonidos de tu boca -pienso que tal vez debí haber dicho hola antes de comerte los labios- no parece molestarte -de hecho el palpitar que siento abrazando mi glande es como si me dijeras adelante- la meto de una sola vez, ahogas el grito -placer? dolor? a quién le importa- y comienzo a bombear abrazándote por el pecho para que no te muevas.

Yo no se que sienten los lobos solitarios cuando hincan los colmillos en la presa nocturna, pero si se lo que siento yo cuando hinco la verga en un culo nocturno.

Sin decir adiós -no hay que cerrar lo que no hemos abierto- te deje apoyado contra el árbol, la cara llena de mi leche es la marca indeleble que podrá oler el próximo, el pantalón desabrochado con restos de tu propia corrida y con la sonrisa de placer que solo las buenas presas saben entregar.

1 comentario:

  1. HOla la diferencia entre obscenidad y hermosamente perverso difiere en esa linea donde la cerne empieza a ser un sueños y los sueños, se hacen salvajes. Entre lo bizarro y lo erótico, la diferencia está entre en ese arañazo al prejuicio que hace fluir la sangre los dioses en un encanto especial..Tu amigo mío nunca serías un lobo carnicero, tan solo la figura errante que aúlla a la luna y hacia bailar en las noches cerradas el canto salvaje de aquel que solo sabe y nace para amar con pasión y cae sin remedio en la licantropía ;) :Tu amiguita anar

    ResponderEliminar